Funcionarios con alta formación académica (2 licenciaturas en mi caso), desempeñando y cobrando puestos que requieren egb o bup (o equivalentes), cuando cualquier empleado público, de los que entraron sin oposición, cobra conforme a su nivel de estudios. Esto provoca una desmotivación brutal y que la cultura corporativa sea de escaso calado. Por ello, creo que hay que valorar de algún modo todo ese talento desaprovechado, tanto económicamente, a través de un complemento, por ejemplo, como profesionalmente, valorando la formación académica de forma más preponderante en baremos de concursos y oposiciones. Y cuando hablo de que se valore la formación, me refiero a la formación académica reglada de verdad, la que requiere años de esfuerzo y preparación, títulos universitarios contemplados en boe, nada de cursos coach, másters de chichinabo y humo por el estilo, tan de moda en estos tiempos.